1 ago 2008

Carta al exterior II

Hoy llovió, Indira, llovió como no tienes idea. Mientras caminaba -con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha- el agua que brotaba del cielo empapaba mi rostro, haciendo que mi mirada y mis lágrimas pasaran desapercidas. Con los ojos empañados, sólo veía borrosas luces rojas y amarillas que pasaban rápidamente.
Comencé a recordar muchísimas cosas, pensé en todas las personas que habían formado parte de mi vida en algún momento. Traté de no olvidar a ninguna. Mi mente desempolvó imágenes del viaje a Argentina, de los lunes a viernes a las ocho, los sábados por la mañana, domingos por la tarde, los viajes familiares, los romances poco convencionales y las visitas a Leonor y Elena... recordé a todos, sin importar si habían o no influído de manera importante en mi.
Después de ese paseo mental, volví al presente... vi todo lo que había logrado hasta ahora, me arrepentí de las máscaras y noté que pude haber hecho más, pude haber escalado mucho más alto, nada me lo impedía. Tenía muchas respuestas por buscar, ¿quién era, quién soy en realidad?
Paré de caminar. La lluvia había cesado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo lo que escribiste. Y describiste muy bien cuando miramos en retrospectiva nuestras vidas que se basan sobre todo en recuerdos, eso implica nombres, rostros, y por supuesto experiencias. Me pareciò muy bonito el final, cuando uno se da cuenta la lluvia ya parò, pero el efecto que hizo en nosotros quedò. Para bien o para mal, poque la lluvia representa desde tribulaciòn hasta renovaciòn. Como quien dice el que lee termina de escribir...

Anónimo dijo...

Me alegra ver que continuas escribiendo. Veo que el tema de no poder cambiar el pasado, siempre lleno de nubes obscuras que alteraban nuestro caminar, es algo recurrente en tu forma de escribir. Pero también escribes del momento en que nos damos cuenta de nuestro errores y vemos la luz. Después de todo, cuando acaba una tormenta aparece el arco iris, o al menos eso dicen.

Real Unmaker dijo...

y pequeñas cosas como los horarios. Esa rutina que en su tiempo no soportábamos (en mi caso), pero que al mirar en retrospectiva guardan ese tibio recuerdo de hogar. Porque nos acostumbramos a ellos y nos sentíamos seguros y con un rumbo (por lo menos por esas mágicas horas).

Quisiera poder recordar una por una a todas las personas importantes en mi vida sin olvidar a ninguno. Pero me temo que SIEMPRE olvido por lo menos tres. Por eso eso de hacer una lista definitiva de los más importantes lo dejo como tarea de varios días y no como tarea de un solo día.

La caminata y la lluvia son bellos símbolos de lo que pasa dentro de ella y los supiste acomodar de maravilla. No me voy a extender interpretándolos porque creo que mis antecesores ya han hecho un buen trabajo.

Se nota que se te quiere por acá ^^

me sumo :D

saludos!