Tenía las rodillas raspadas, las alas heridas y el corazón roto. Intentaba desesperadamente ponerme de pie, pero mis piernas cansadas de tanto escalar no sostenían mi peso ni un segundo más. Decidí, pues, hacer un esfuerzo sobrehumano y pedir ayuda. Pronuncié mil nombres con mi voz agrietada, nombres que se supone debía recordar en ocasiones como esta...pero a cambio recibí angustiosos silencios.
Fue entonces que decidí callar.
3 comentarios:
Ha pasado un tiempo muy largo entre esta y tu última aparición. Ojalá que tu próxima apararición no sea después de un espacio tan largo.
En lo referente al texto. Continuas con ese estilo enigmático que, al menos a mi, me pone a pensar bastante. Como dije espero que continues, escribir es algo maravilloso. Después de todo, aun si no se puede hablar se puede escribir.
Gritar, callar, a veces son dos situasiones sin respuestas.
A veces pronunciar mil nombres tampoc sirve, solo la fe nos mantiene, nos sostiene, y al final igual seguimos adelante.
Un beso
anngiels
www.enmemoriadetuamor.blogspot.com
Hola. Gracias por visitarme. Sucede que a veces necesitamos sentir dolor para sentirnos vivos. sucede que a veces nos mordemos las cicatrices. Te entiendo. A mi también me hace falta mi ella así como a vos también te hace falta tu él... pero hay que seguir caminando. No podemos distraernos de la vida que nos da tantos regalos.
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